Para estar protegidos frente a las infecciones, es necesario que nuestro sistema de defensas, también conocido como sistema inmunitario, esté siempre alerta.

Diferentes estudios han demostrado que después de tomar cacao aumenta la capacidad antioxidante de nuestras células, lo que las ayuda a protegerse frente a las agresiones externas e internas (2). De hecho, una ración de cacao natural en polvo puede proporcionar más antioxidantes que algunas bebidas como el té o que ciertas frutas como los arándanos (3).

Un antioxidante es un elemento activo capaz de impedir o retrasar la oxidación de otros compuestos. Nuestro organismo produce determinados antioxidantes pero otros, que también son necesarios, solo pueden obtenerse a través de la alimentación(3,4).

Los flavonoides del cacao actúan como antioxidantes y son capaces de interferir en la actividad de los radicales libres, unos compuestos que se generan en nuestro organismo y que pueden causar daño a nuestras células (3, 4), y derivar en alteraciones del sistema inmunitario, en el desarrollo de infecciones crónicas y, también, en el proceso de envejecimiento (5).

Para conservar el contenido de flavonoides en el cacao, se realiza una óptima selección de las semillas de las que se obtiene el cacao, y se reducen los procesos de fermentación, además de disminuir el tiempo y la temperatura de la torrefacción necesaria para la elaboración de los productos derivados de esta materia prima tan beneficiosa.